La Justicia

 

 

 

 

A medida que nos volvemos más sensibles a nosotros mismos y a las experiencias transitorias de nuestra vida –pensamientos, emociones, sensaciones– comenzamos a ver con claridad que el estrato subyacente de nuestra vida es la ira. Yo nunca creo en las personas que insisten en decir que jamás sienten ira.

 

      Puesto que la ira y sus derivados –depresión, resentimiento, celos, venganza, murmuraciones, etc. – dominan nuestra ira. Porque una vida sin ira sería la tierra prometida que mana leche y miel, el nirvana, una existencia en la cual nuestro propio valor y el de los demás es una realidad felizmente confirmada.

 

      La persona psicológicamente madura maneja los males e injusticias de la vida respondiendo a la agresión con un esfuerzo por eliminar la injusticia y crear justicia. Esos esfuerzos suelen ser dictatoriales, llenos de ira y santurronería. Pero para la madurez espiritual, lo contrario de la injusticia no es la justicia sino la compasión. No es yo contra usted, ni yo corrigiendo el mal y luchando para obtener un resultado justo para mí y para los demás, sino la compasión, una vida que no arremete contra nada y lo realiza todo plenamente.

    

      Toda ira está basada en juicios, ya sean nuestros o de los demás. La idea de que debemos expresar la ira para mantenernos sanos no es más que una fantasía. Debemos dejar que los pensamientos de ira y crítica pasen ante un yo impasible e impersonal. Nada ganamos con expresarlos. Es un error suponer que la ira no manifestada es nociva y que, por lo tanto, debemos expresarla y lastimar a otros.

 

      La mejor respuesta a la injusticia no es la justicia, sino la compasión o el amor. Uno se pregunta: “Pero, ¿qué puedo hacer en esta situación tan difícil? ¡Debo hacer algo!”. Sí, pero ¿qué? La práctica debe ser siempre la base de nuestras actuaciones. La respuesta correcta y compasiva no está en la lucha por la justicia, sino en la dimensión radical de la práctica que “va más allá de toda comprensión”. No es fácil. Quizá debamos pasar semanas o meses de dolorosa práctica. Pero la solución vendrá. Ninguna persona puede darnos esa solución; sólo puede dárnosla nuestro verdadero yo, si abrimos de par en par las puertas de la práctica.

     

     No adoptemos una visión psicológica fácil y estrecha de la vida. La dimensión radical a la cual me refiero exige todo lo que somos y todo lo que tenemos. Su fruto es el gozo, no la felicidad.    

 

 

* “LA VIDA TAL COMO ES” – Charlotte Joko Beck / Steve Smith (p. 57)



Todo lo que necesitas es solo estar en silencio y escuchar la existencia. No hay necesidad de ninguna religión, no hay necesidad de ningún dios, no hay necesidad de ningún pastorado, no hay necesidad de ninguna organización.
- Osho -

"Hay un gran espacio en el cual este momento se da. Hay un gran silencio que está escuchando los pensamientos. "
- Adyashanti -
"Satsang es la invitación a pararse sobre el fuego del auto-descubrimiento. Este fuego no te quemará a ti, quemará solo lo que no eres."
- Mooji -
"Todo los seres son desde el mero principio Buddhas. Es como agua y hielo. Sin agua no hay hielo. Sin seres vivos no hay Buddhas. Sin saber que está cerca lo buscan lejos, ¡que lástima!."
- Osho -
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